martes, 13 de noviembre de 2012

¿Llueve o son mis ojos?



"...No, no creo que me entiendaz Jaime, pero eztoy completamente... Joder. Ezo ez lo que vivo todoz loz díaz. Total ¿Qué vaz a entender tú de lo que te estoy diciendo?" Jaime se queda viendo al retrovisor, la versión derretida e inversa del auto justo detrás de ellos. Se dejaba divertir con el ruido de su propia respiración al compás del llavero, ese horrible, el de los dados plateados. Pero siempre el silbidito de Marión, siempre seseando como jilguero, siempre distrayéndolo de su juego interno. Todo sea por no escucharlo, decía.

"¡Puez di algo cabrón! ¡No me vaya a quedar dormido al volante! Jódete, pinche chimuelo... A ver zi algún otro día te vuelvo a traer a la carretera. Con todo lo que tu mamá me chinga y chinga para que te lleve a... al... al cerro eze..." Ya se perdió. No esperaba otra cosa. Está bien. Unos minutos de silencio antes de que el cabrón se ponga a fumar o que haga alguna otra cosa para joder. 

Ya era costumbre. Mismos corajes, mismo argumento, defendiéndose siempre con mamá. Estaba harto. Se aclaró la garganta, a lo que Marión respondió con un ruidito curioso. "¿Y luego? ¿Qué vaz a hacer? Ya tienez veinte y tu mamá y yo eztamoz de acuerdo en que ya ez hora de que vayaz buzcándole por otro lado." Pero qué huevos. Todavía vive de rémora con mi madre y tiene los pantalones para correrme de MI casa. No suya. MI casa. Él llegó después de lo de papá y todavía se atreve a pensar que voy a dejar a mi mamá sola. Mátalo. Locuras... Mi actitud no está a discusión. Lo odio y creo que él me odia. 

Veía los dados medio despintados de sus esquinas, color bronce, sucios. Marión de nuevo rompió su concentración con aquel ruidito particular tan odioso. Los dientes todos jodidos de tanto fumar... ya prendió otro cigarro. Lo que me faltaba. Los ojos llorosos, la garganta rasposa, la piel impregnada de nicotina, las grietas tan llenas de humo y de sudor. ¿Llueve o son mis ojos? "Ffff" soplaba Marión. Ventanas cerradas, vapor condensado, gotas repicando, llavero tintineando, sombras de montañas ahogadas de nubes y niebla. Carretera. Negra carretera.

Podía ver la infinita oscuridad siendo atravesada por la enorme masa de la camioneta de Marión.



martes, 16 de octubre de 2012

Habla Nuevo León

"No queremos caridad. Nadie quiere caridad en esta pinche tierra olvidada por Dios. Lo que queremos es alguien que nos entienda. Que sienta nuestros mismos dolores. Que respire nuestro mismo aire polvoriento. Lo que necesitamos es un líder. Un líder de aquí. No queremos un cabrón traído de la capital. Esos llegan sin saber nada, ni comprenden nuestros problemas y ni buscan comprenderlos. Encuentren a un güey digno de dirigirnos. Que tenga huevos y muchas ganas de sacar adelante a nuestro pueblo. Uno de esos como los de las películas, de aquellos que lo quieren a uno de adeveras, que al día lo vemos sangrar con nosotros y al día siguiente ahí sigue y así hasta la muerte. Queremos un líder que presuma sus cicatrices recién hechecitas."

"Que ame al pueblo como a su propia mujer. Que lo trate con cariño, darle su respeto, su amor. Que dé la vida por ella. Que proteja al pueblo con colmillos y con garras. Que no se ande con desapariciones. ¿Vacaciones? Jamás. Mientras haya chamba aquí, nada de descansar. El olvido no duerme. Hay que darle desde el primer día... Eso es lo que quiero para mi tierra."


lunes, 2 de julio de 2012

Misifús


Lo trajeron sin más. Sin decoro en absoluto. Sin alguna clase de respeto hacia su condición de hijo único. Y él no solía utilizar esa, su carta más fuerte, su comodín.
Los primeros días transcurrieron lentos. Mirando; analizando sus comportamientos, sus manías... cualquier cosa que le pudiera dar algún pretexto para echarlo de la casa. Pero vaya que eso era complicado. Aquél no daba pie a malinterpretaciones de sus actos: Ayudaba a su madre en la cocina; conversaba con el padre sobre la economía norteamericana; hasta maullaba por las noches para ahuyentar a cualquier transeúnte. En fin, era todo lo que sus padres querían de él como hijo único, pero gracias a sus limitaciones físicas, le era imposible tomar su lugar como legítimo heredero de la atención de sus progenitores.
Pasó el tiempo. Ya lo único que llenaba sus oídos eran los aplausos de sus padres cuando aquél capturaba un ratón. Todas sus risas estruendosas, mientras el pequeño cráneo del roedor tronaba entre las fauces, lenguas y dientes, babas, ronroneos. Se imaginaba a él mismo pisándole la cola y reía con voz queda.
Su egoísmo no le permitía pensar nada más que “Misifús” (como le gustaba llamarle) era el origen del problema. Nada de culpas-mías, ni de debo-mejorar. Lo que buscaba era un defecto en su contraparte peluda. Se quedaba a espiarlo por las noches, aunque Misifús estuviera al tanto de todo aquello. Éste se dedicaba a conversar con sus padres, ya sea debatiendo sobre los puntos clave de la  cumbre del G6 en Fráncfort o discurrir entre la utilización de mantequilla o margarina en los pasteles. Su mejor ataque era su mejor defensa. La táctica: ignorarlo. Proselitismo antes de ensuciar a su hermano. ¡Pero qué educado lo tienes! ¡Caramba! Desearía que mi hijo fuera así de limpio. ¿Y dices que se baña cuatro veces al día? ¡Por Dios! Podía escuchar esto todo el día.
Estaba cansado de oírlo mencionar todo el tiempo. Lo volvía loco su pulcritud. Su proceder entraba a lo más hondo de su corazón y lo hacía pedacitos con sus finas y bien cuidadas uñas. Bastaba un maullido para erizarle los pelos de la espalda y sentir un viento acalorado subir desde sus piecesitos hasta la base del pescuezo. Misifús, sin intentarlo, estaba calando en sus entrañas, y él lo sabía. Lo disfrutaba.
...
Se lo habían encontrado en una caja de cartón. Una palabra en la tapa de la caja pulcramente escrita: Adóptame. Un niño de dos años acurrucado en el fondo.
Diecinueve años después, aún no puede suprimir un deseo de pisarle la cola a cada gato que se encuentra en la calle. Se ríe quedamente.

jueves, 17 de mayo de 2012

Adelante


Tu pasado puede frenarte. Viejas amistades que a veces refrescan la herida en vez de hacerla cicatrizar. Huellas de todos esos errores de los que no te arrepientes pero que sigues viviendo sus consecuencias todos los días. Te frena. Duele como el mismo infierno. No te permite avanzar y cometer nuevos errores y obtener nuevas victorias. Estás dentro de un molde que no te deja limar todas esas asperezas y astillas para tu continua evolución. Tus estereotipos pesan toneladas. Te sigues definiendo por las mismas características que te definían hace años. Sigues reviviendo miles de antiguos corajes, saboreando unas cuantas viejas glorias, todo por el vil recuerdo de tus amistades, lugares frecuentados.

Lávate la cara. Empieza de nuevo. “Mi nombre es...”. Reinicia. Puedes mejorar y puedes aprovechar esas experiencias. Valora tu camino recorrido. Échale un vistazo, pero no te quedes viéndolo. Te hará tropezar. Mira hacia adelante, busca las montañas, el aire fresco, el sol. No eres tú sin tu pasado, pero no te harás alguien mejor reviviéndolo todos los días. Estás a tiempo. Te queda el resto de tu vida por delante.

miércoles, 11 de abril de 2012

Por qué te daría mi voto, Enrique

¿Por qué te daría mi voto? Porque estoy cansado. Cansado de malos gobiernos. Mis abuelos y mis padres se cansaron de setenta años de mal gobierno y mi generación está cansada de doce años de mala alternancia. ¿Por qué? Seamos sinceros: estamos peor a como nos dejó el último presidente priísta. 

Te soy sincero: se que eres mediocre, pero se también que los otros tres candidatos son igual de mediocres que tú. ¿Por qué votar por ti entonces? Porque tuviste la suerte de postularte en una época 'parteaguas' para el país.  Nunca antes habíamos tenido un potencial de crecimiento tan grande como el que tenemos hoy en día. ¿Qué falta? Reformas estructurales. Ahí es en donde entras tú.

 Tienes la enorme ventaja de que tu partido de dinosaurios es mayoría en la Cámara de Diputados y Senadores (algo que, sin duda, continuará en la siguiente Legislatura). Tienes también la mayoría de estados gobernados por el PRI. Tienes TODO para hacer ALGO por TU país, por MI país, por el país de TODOS nosotros que nos hacemos llamar mexicanos y que con sinceridad nos duele ver las condiciones en las que se encuentra México en la actualidad.

 Te diré: no me agrada la conclusión a la que he llegado, pero si voto por algún otro candidato –independientemente de que si éste gana o no– estoy consciente de que no es solo un voto desperdiciado, sino que es también un sexenio echado a la basura y cientos de miles de oportunidades de crecimiento mandadas al carajo por tu mismo partido retrógrada y jurásico.

 Espero que sepas lo que significa votar por ti cuando yo soy uno de los pocos que no se dejan engañar por tu perfectamente manejada imagen y tu excelso equipo de campaña.  Estamos entre la espada y la pared y, sorprendentemente, tú pareces tener la única solución.