miércoles, 27 de octubre de 2010

Linda

Dos feas urracas se acercaron a donde estaba él sentado. La verdad es que sólo fantaseaba sobre una hermosa historia de amor... Ya saben: el hombre da la vida por su amada, la mujer se da cuenta del infinito amor que él le profesa con ese valeroso acto, el hombre sobrevive... los dos viven felices por siempre (no sin ciertos baches en la relación, pero nada que una linda flor y palabras correctas no puedan curar).

Seguía viendo a las negras urracas buscar migajas en el suelo adoquinado de la plaza. "¿Le gustará el arte? No sé si pudiera casarme con una mujer que no pudiera apreciar una pintura de Goya o de Manet... La música también sería un problema... ¿Qué tal si sólo le gusta esa "onda" de rock moderna? ¿Acaso podrá aguantar mis vinilos de Liszt o de Chopin? Probablemente habrá tiempos difíciles donde faltará dinero... Lo entenderá, ya que no se casaría con un escritor sin saber pros y contras. Más contras que pros, hay que aclarar."

Esos ojos redondos y negros de las urracas le recordaron los lindos ojos cafés de la mujer. Tan suaves y brillantes a la vista. Podría enternecer hasta el más cruel de los dictadores con un pestañeo. Vio las plumas negras de las aves del parque y pensó en su largo pelo castaño... Un ondulado parecido a las olas del mar más tranquilo del Caribe. Linda.

"Siendo tan hermosa debe ser muy instruida. La belleza es garantía de cultura... En algunos casos. Pero no puedo estar equivocado... ¿Cómo estar equivocado con semejante mujer?"

Las urracas parecían pelearse por un pedazo de pan. "Es una lindura. No podría lastimar a nadie. A esa cara yo no podría soportar verla enojada. Sería mi final. ¿Hacerla entristecer? Jamás. Antes muerto."

"No hay más que pensar. Ella es."

Sonreía, mientras veía como las urracas volaban hacia el Sol como si quisieran derretirse bajo sus rayos.

domingo, 24 de octubre de 2010

Pensamientos y las nulas causales de Éurito el centauro.

“…”
Debo aceptarlo: soy un monstruo. Yo no decidí lo que sería de mi vida. Nosotros estamos malditos desde la cuna. Desde el principio sabía que algo feo iba a terminar conmigo. Detrás de nuestra imagen solemne y autoritaria se esconde un alma débil a las tentaciones del mundo. Y es por el simple hecho de que nosotros debemos hacer lo que el destino nos obliga a hacer: Emborracharnos, raptar y violar mujeres. ¿Alguna vez se preguntaron si en realidad nos gusta hacer eso? Las personas nunca se molestaron en preguntarse o al menos aclarar si todos nosotros éramos iguales. Porque sabían que somos idénticos. Uno más grande que otro tal vez, pero todos igual de borrachos, secuestradores y violadores. El destino nunca se molestó en crearnos una personalidad única a cada uno de nosotros. ¿Flojera? No sé. Pienso que fue solamente para hacernos sufrir. Para seguir embriagándonos y pelearnos. Ah sí, pelearnos era lo que se me olvidaba. Nos “gusta” pelear. Básicamente es por los efectos del vino, y sucede a menudo. Si por mi fuera, hubiera preferido el no existir. Desaparecer. No le hacemos ningún bien a nadie por estar aquí… Supongo que desaparecer podría contribuir en algo a la sociedad. Sí… Sólo somos unos monstruos sin causal. Y mientras pienso esto me emborracho y estoy fijando mi atención en esa joven de por allá… Vamos a ver si puedo provocar una pelea, y con un poco de suerte, morir rápido.
“…”

domingo, 17 de octubre de 2010

México

"En serio no puedes pensar que esto va a regresar a la
normalidad. Han sucedido demasiadas cosas como para
poder evitar pensar en ellas y hacer como que nunca
pasó nada."

"Oye, voltéame a ver a los ojos... luego pienso que me
sigues ocultando algo."

"No es posible que sigas con esa misma actitud." "...Y
tampoco pongas esa cara lastimera, que pareces perro."
"¿Estuviste jugando conmigo todo este tiempo y esperas
un perdón? Realmente estás jodido." "¡¿Qué querías que
hiciera?! ¿Que me hiciera la pendeja mientras tú te
divertías de lo lindo? No cabrón, no soy así."

"No me hagas sentir mal de esto. Te lo tienes bien mere-
cido... ni pongas esa cara." "...No, bueno, tal vez sí reaccio-
né exageradamente... pero no puedes decir que tu te...
bueno no fue tanto, es verdad... lo siento, sí me pasé
de la raya. Sólo quiero que no vuelva a suceder ¿está
bien?" "Sí perdón, no vuelvo a reaccionar así ¿me puedes
perdonar? Creo que sí me pasé... está bien, sí me pasé."

"¡Discúlpame! Trataré de mejorar, lo prometo... Vamos
a cenar o algo así. Yo invito... sólo perdóname."

martes, 12 de octubre de 2010

Por tu futuro bien.

Sufrió como cualquier otra. El típico nudo asfixiante:
preámbulo de la primer lágrima que su ojo soltó con
mucha queja. Empezaron los sucios movimientos in-
voluntarios de las comisuras de su boca. Sentía que
algo en su pecho se encendía. Un tifón de emociones
convertido en millones de gotitas saladas que la mujer
sin reparo soltaba.

domingo, 10 de octubre de 2010

Cáncer

Silencio no era. Ruido tampoco. Era una especie de asfixia que
llenaba cada mínimo espacio del bosque. Estaba en todos lados
sin saber que lo estaba. ¿Brisa? No. ¿Gritos de pájaros? Ninguno.
¿Rechinido de las hojas? Tampoco. Ese Todo era nada. Ese Todo
se escapaba de los límites de los objetos. Sus manos inexistentes
estrangulando al bosque, quitándole su verde intenso.

Ahora sí fue ruido. La tierra se movía. Se hizo un sonido como de
succión. El lodo y las hojas secas comenzaban a hacer formas ana-
tómicamente humanas. Salieron unos brazos de esa interminable
succión que llenó de ruido al bosque. Algo andaba mal. Algo ras-
caba y desgarraba los adentros del bosque. El Todo tenía una cara
monstruosa y totalmente perfecta. Salió de ese hoyo de donde
se formó.

Un pájaro se posó en uno de los árboles del bosque, mientras
que la brisa pegaba con dulzura a las hojas, haciéndolas sonar.

El Todo lloró.