domingo, 25 de enero de 2009

¿Bien, y tú?

In Memoriam 
Rodolfo "Kacho" Cantú.


Lindo recibidor. Su mamá no escatimó en recursos al 
buscar la capilla perfecta para el velorio. ¿Por qué un 
velorio? Cada vez que veía a alguien relacionado con 
su padre sentía que se iba a derretir en lágrimas. No lo 
podía creer, pero estaba un estado (ya después del shock) 
donde comenzaba a trivializar la gran cantidad de 
materialismo que había en un velorio.

Esa gente que llega con su traje, bien presentado a la capilla, 
ellos no vienen porque les agradaba papá. Esta es una mera 
formalidad. Gente hipócrita que solo llega para saludar, 
decir lo siento e irse.

Esto es una pérdida de tiempo y lágrimas.

Al fin vió a unos amigos pasar por la puerta y fue a recibirlos 
como si se tratara de una fiesta y él fuera el anfitrión. Lo que se 
podría considerar verdad.

-Hola. Siento mucho por tu pérdida.
-Gracias.
-¿Y cómo estás?
-Bien, ¿y tú?

¿Por qué dijo bien? No estaba bien, ni mucho menos. 
Se sentía totalmente destrozado, indefenso, sin saber qué 
pasará en un futuro.

Y se arrancó en lágrimas frente a sus amigos.


Kacho, fuiste y segirás siendo un chingón en toda la extensión 
de la palabra.  
Te vamos a extrañar cabron.

5, 3...

viernes, 9 de enero de 2009

Dolor

Silencio en la cocina.

Recordó ese momento cuando cayó de la montura, el hospital. Silencio. Se sirvió una taza de café. Los doctores le dijeron que no podría montar más. Silencio.

Solo se oyó el leve tintineo de la cuchara al remover el café y la leche y el azúcar.

Silencio. Tomó un poco de los contenidos de la taza. Miró su pierna deshecha por la caída y el peso del animal. Recordó el insufrible dolor que sintió. Odió con todas sus fuerzas al maldito animal y odió con todas sus fuerzas a los doctores. Y más que nada, se odiaba a si mismo, por su vejez, por su estupidez.

Silencio.

Eran las seis de la mañana. Tomo un autobús con rumbo a su rancho. Al llegar lo vio tan feo y olvidado que se preguntó a si mismo si aquél era su rancho. Vio a su caballo pastando en el claro que había detrás de la casa. Lo ensilló.

De nuevo. Hospital. Dolor. Insufrible y maldito dolor.

-Si serás imbécil.- Se dijo.

Silencio.