lunes, 13 de septiembre de 2010

calladito calladito.

-Yo a usted lo veo como un padre para mí Don Ignacio.

-La mera verdad, siento que usted es muy bueno para
escuchar. Siempre cuando tengo un problema, usté
siempre está en el mismo lugar...

-Calladito calladito, como desde el accidente, pero
bueno para escuchar.

-Sé que no le doy tiempo para que usted me hable
de su vida, pero como usted es tan callado, pues me
veo en la necesidad de hablarle todo el tiempo. Por
eso es usted como un padre para mí Don Ignacio...
Siempre me ha oído cuando tengo algún problema.

-Ojalá hablara Don Ignacio... Haría las cosas mucho
más fáciles.

-Don Ignacio, yo a usted lo quiero mucho. Mi padre
nunca estuvo aquí para ayudarme cuando tenía dudas...
Él tenía un problema con la bebida ¿sabía usted? Le
pegaba a mi mamá y yo nomás me quedaba ahí en la
esquina, calladito calladito, como usted ahora lo está.

-Siento que podría hablar con usted horas Don Ignacio.
Se me hace muy fácil poder hablar con usted de cualquier
cosa... Como que le tengo mucha confianza. No sé ni
por qué.

-Le diré un secreto Don Ignacio. En un mes me caso. Sí,
la señorita de la que le hablé ¿se acuerda? pues le gusté y
ya tengo el permiso del papá. Estoy muy emocionado Don
Ignacio...

-Ojalá pudiera estar usted en la fiesta... Es una
tristeza que usted esté tan calladito.

2 comentarios:

Mauricio dijo...

Wow.. si don Ignacio leeyera esto, hablaría.

Todos queremos un don Ignacio, y todos a veces somos don Ignacio.

Impactado Harry.

Muy bueno.

Por cierto aún trabajo en un buen relato.

Suerte.


Mauricio Hernández Cedillo

David Villarreal G. dijo...

muchas gracias Mauricio!

agradezco la crítica buena y mala
conque sea constructiva jajaja

espero tu siguiente relato!