domingo, 24 de octubre de 2010

Pensamientos y las nulas causales de Éurito el centauro.

“…”
Debo aceptarlo: soy un monstruo. Yo no decidí lo que sería de mi vida. Nosotros estamos malditos desde la cuna. Desde el principio sabía que algo feo iba a terminar conmigo. Detrás de nuestra imagen solemne y autoritaria se esconde un alma débil a las tentaciones del mundo. Y es por el simple hecho de que nosotros debemos hacer lo que el destino nos obliga a hacer: Emborracharnos, raptar y violar mujeres. ¿Alguna vez se preguntaron si en realidad nos gusta hacer eso? Las personas nunca se molestaron en preguntarse o al menos aclarar si todos nosotros éramos iguales. Porque sabían que somos idénticos. Uno más grande que otro tal vez, pero todos igual de borrachos, secuestradores y violadores. El destino nunca se molestó en crearnos una personalidad única a cada uno de nosotros. ¿Flojera? No sé. Pienso que fue solamente para hacernos sufrir. Para seguir embriagándonos y pelearnos. Ah sí, pelearnos era lo que se me olvidaba. Nos “gusta” pelear. Básicamente es por los efectos del vino, y sucede a menudo. Si por mi fuera, hubiera preferido el no existir. Desaparecer. No le hacemos ningún bien a nadie por estar aquí… Supongo que desaparecer podría contribuir en algo a la sociedad. Sí… Sólo somos unos monstruos sin causal. Y mientras pienso esto me emborracho y estoy fijando mi atención en esa joven de por allá… Vamos a ver si puedo provocar una pelea, y con un poco de suerte, morir rápido.
“…”

2 comentarios:

Mauricio dijo...

¿Puedo ofrecerle una pastilla de cianuro?

Jaja, muy bueno David, tétrico por cierto.

Le queda muy bien el nombre al personaje.

El que sólo uses el nombre en el título, me hace pensar que estoy leyendo a uno de los antiguas griegos, de esos que varios autores hablaban del mismo personaje, entonces, al ver el título ya sabes de quien trata. No sé, fue muy buen efecto.

Buena David.

Fernando Cantú dijo...

Excelente.

Uno de tus mejores hasta ahorita.